Esta
ruta nos adentra en la Cantabria profunda, una comarca en la que el
paisaje y las costumbres nos dan una lección de humanidad. Este
verdadero eco-museo nos enseña la Cantabria de siempre, la Cantabria
ganadera, la Cantabria en la que la naturaleza todavía tiene algo
que decir. La ruta guiará nuestros pasos como antaño guío la de
los foramontanos, gentes que fueron a repoblar Castilla desde
Cantabria.
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Fotografía joseortega |
Comenzamos
la ruta en la localidad de Cabezón de la Sal, cuyo origen se remonta
a la invasión romana, época en la que era una importante área de
extracción de sal. Su nombre se atribuye, precisamente, a una medida
romana, utilizada para el pesaje de la sal. Son muchos los que dicen
que la palabra “salario” deriva del pago con sal de las horas
trabajadas. En esta localidad podemos visitar el poblado cántabro,
en el “Picu la Torre”, donde podremos apreciar la evolución de
las cabañas cántabras, así como el entorno amurallado en el que se
desarrollaban; también es interesante la visita al calabozo, y un
paseo por el centro de la villa (a ser posible un sábado, para
conocer el bullicioso mercado semanal)
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Las Magnolias Luzmela / Foto: Josefina Rodruiguez |
El municipio de Cabezón de la Sal ha sabido guardar las
tradiciones cántabras, pues aquí se celebra cada segundo domingo de
agosto el “Día de Cantabria” o “la montaña”, con
exhibiciones de deportes autóctonos, pasada de ganado, etc. Muy
cerca de Cabezón, y aprovechando la visita, podemos acercarnos hasta
Carrejo, sede del Museo de la Naturaleza de Cantabria, magnifico
museo en el que se representa la flora y fauna de la provincia.
Continuando hacia el interior, cruzaremos el río Saja, a su paso por
Santa Lucia, enclave que da nombre a las hoces (formación creada por
el río en su búsqueda del mar).
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Fotografía de joseortega |
En pocos minutos llegaremos al
desvío hacia Ucieda, localidad afamada por el cocido montañés que
se puede degustar en sus restaurantes, y por el monte, ya en la
reserva del Saja, un magnifico entorno donde disfrutar de una soleada
tarde, o hacer un poco de senderismo entre robes y hayas. Es en estos
montes, donde sucede “La Berrea”, celebrada en septiembre cuando
el venado o el ciervo están en época de celo.
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Fotografía de Josefina Rodriguez |
Retomando nuestro
camino, llegamos a Ruente, cuyo palacio de Mier divisaremos desde la
carretera, situado en el barrio del Monasterio. Aquí recomendamos
hacer un alto en el viaje para poder disfrutar de este pueblo y sus
casonas, como la de La Nogalera, ver una “casa pajareta” o pasear
hasta la Fuentona (surgencia kárstica natural), cuya original
leyenda le da un ambiente místico al nacimiento, cuyas aguas se
unirán al río Saja en pocos metros.Si el lector es
amante del senderismo, aparte de Ucieda es recomendable el ascenso al
monte Aa, frente a Ruente, entre cuyos árboles aún se conservan
algunos ejemplares centenarios. Prosiguiendo nuestro camino,
atravesaremos Sopeña, para llegar a Valle, donde podremos coger elesvío hacia la derecha, que nos conducirá por un pequeño puerto
de montaña hasta Carmona.
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Fotografía de joseortega |
En este bello pueblo, el último sábado
de Septiembre, es costumbre celebrar la bajada de los ganados de los
pastos de montaña para pasar el invierno a cubierto, para esta
fiesta, los ganaderos engalanan a sus mejores ejemplares en la
llamada “pasá”. Aquí encontramos el monumento a las “albarcas
o abarcas”, zapato de madera con tres tarugos, muy utilizado en la
zona interior de Cantabria. Seguramente encuentren a Amador
(paisano-albarquero) fabricando sus albarcas, digno de admiración el
trabajo de estos artesanos de la madera, y por tanto, digno de
contemplar durante un rato. La localidad merece un paseo, disfruten
de las casonas montañesas, de sus balconadas, sus soportales,
ostentosos escudos como el del palacio de Mier, magnifica casona con
dos torreones de tres alturas adjuntos, antiguo parador de turismo.
Retomando nuestro camino en el cruce de Valle, seguimos hacia el
pueblo de Barcena Mayor, siendo Bárcena Mayor el único núcleo de
población incluido dentro de los límites de la reserva del
Saja-Besaya.
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Foto: joseortega |
En Barcena Mayor, debemos dejar el coche
fuera del pueblo, en el parking habilitado a la entrada, ya que sólo
los vecinos pueden acceder con sus vehículos. Aquí podremos
disfrutar de la evolución de la casona campesina del interior de la
comarca, se trata de un conjunto conservado en perfecto estado, en el
que se desarrolla la vida en un entorno ganadero, que fue declarado
conjunto histórico-artístico en 1979. Les recomendamos un paseo
hasta el Llano Castrillo, con una amplia zona de merendero, bordea el
río Argoza y el paisaje es fantástico. En el pueblo se pueden ver
paneras, lavaderos, socarreñas, portales, fuentes, así como la vaca
tudanca, ejemplar propio de la región, que hace resonar sus campanos
entre las casas reivindicando su presencia. Otra opción, si el reloj
lo permite, es dirigirse directamente hacia Barcena Mayor, dejando
Carmona para la vuelta, y aprovechar para conocer la zona del Nansa,
al otro lado del valle.
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Foto: Josefina Rodriguez |
En la comarca del Nansa, tendremos la
posibilidad de visitar Tudanca, cuya casona fue habitada por el
ilustre escritor José Maria de Cosío. Visita interesante y
recomendada. Muy cerca encontraremos San Sebastián de Garabandal,
localidad afamada por las apariciones de la Virgen a tres niñas del
pueblo. Desde aquí, siguiendo el curso del Nansa, hacia su
desembocadura, saldrán a la autovía del cantábrico.
Esperamos
que esta comarca les haya dejado una huella muy verde en el corazón,
y que les anime a volver una segunda vez para descubrirla aún más
en detalle.
Qué chulo. Buen trabajo.
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