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Ruta de los Foramontanos sigue los pasos de las gentes que fueron a repoblar Castilla desde Cantabria en el siglo IX a través Cantabria en Fotografías

martes, 23 de septiembre de 2014

Los Foramontanos.

Esta ruta nos adentra en la Cantabria profunda, una comarca en la que el paisaje y las costumbres nos dan una lección de humanidad. Este verdadero eco-museo nos enseña la Cantabria de siempre, la Cantabria ganadera, la Cantabria en la que la naturaleza todavía tiene algo que decir. La ruta guiará nuestros pasos como antaño guío la de los foramontanos, gentes que fueron a repoblar Castilla desde Cantabria. 
Fotografía joseortega

Comenzamos la ruta en la localidad de Cabezón de la Sal, cuyo origen se remonta a la invasión romana, época en la que era una importante área de extracción de sal. Su nombre se atribuye, precisamente, a una medida romana, utilizada para el pesaje de la sal. Son muchos los que dicen que la palabra “salario” deriva del pago con sal de las horas trabajadas. En esta localidad podemos visitar el poblado cántabro, en el “Picu la Torre”, donde podremos apreciar la evolución de las cabañas cántabras, así como el entorno amurallado en el que se desarrollaban; también es interesante la visita al calabozo, y un paseo por el centro de la villa (a ser posible un sábado, para conocer el bullicioso mercado semanal)
Las Magnolias Luzmela / Foto: Josefina Rodruiguez
El municipio de Cabezón de la Sal ha sabido guardar las tradiciones cántabras, pues aquí se celebra cada segundo domingo de agosto el “Día de Cantabria” o “la montaña”, con exhibiciones de deportes autóctonos, pasada de ganado, etc. Muy cerca de Cabezón, y aprovechando la visita, podemos acercarnos hasta Carrejo, sede del Museo de la Naturaleza de Cantabria, magnifico museo en el que se representa la flora y fauna de la provincia. Continuando hacia el interior, cruzaremos el río Saja, a su paso por Santa Lucia, enclave que da nombre a las hoces (formación creada por el río en su búsqueda del mar). 
Fotografía de joseortega
En pocos minutos llegaremos al desvío hacia Ucieda, localidad afamada por el cocido montañés que se puede degustar en sus restaurantes, y por el monte, ya en la reserva del Saja, un magnifico entorno donde disfrutar de una soleada tarde, o hacer un poco de senderismo entre robes y hayas. Es en estos montes, donde sucede “La Berrea”, celebrada en septiembre cuando el venado o el ciervo están en época de celo. 
Fotografía de Josefina Rodriguez
Retomando nuestro camino, llegamos a Ruente, cuyo palacio de Mier divisaremos desde la carretera, situado en el barrio del Monasterio. Aquí recomendamos hacer un alto en el viaje para poder disfrutar de este pueblo y sus casonas, como la de La Nogalera, ver una “casa pajareta” o pasear hasta la Fuentona (surgencia kárstica natural), cuya original leyenda le da un ambiente místico al nacimiento, cuyas aguas se unirán al río Saja en pocos metros.Si el lector es amante del senderismo, aparte de Ucieda es recomendable el ascenso al monte Aa, frente a Ruente, entre cuyos árboles aún se conservan algunos ejemplares centenarios. Prosiguiendo nuestro camino, atravesaremos Sopeña, para llegar a Valle, donde podremos coger elesvío hacia la derecha, que nos conducirá por un pequeño puerto de montaña hasta Carmona. 
Fotografía de joseortega
En este bello pueblo, el último sábado de Septiembre, es costumbre celebrar la bajada de los ganados de los pastos de montaña para pasar el invierno a cubierto, para esta fiesta, los ganaderos engalanan a sus mejores ejemplares en la llamada “pasá”. Aquí encontramos el monumento a las “albarcas o abarcas”, zapato de madera con tres tarugos, muy utilizado en la zona interior de Cantabria. Seguramente encuentren a Amador (paisano-albarquero) fabricando sus albarcas, digno de admiración el trabajo de estos artesanos de la madera, y por tanto, digno de contemplar durante un rato. La localidad merece un paseo, disfruten de las casonas montañesas, de sus balconadas, sus soportales, ostentosos escudos como el del palacio de Mier, magnifica casona con dos torreones de tres alturas adjuntos, antiguo parador de turismo. Retomando nuestro camino en el cruce de Valle, seguimos hacia el pueblo de Barcena Mayor, siendo Bárcena Mayor el único núcleo de población incluido dentro de los límites de la reserva del Saja-Besaya.
Foto: joseortega


En Barcena Mayor, debemos dejar el coche fuera del pueblo, en el parking habilitado a la entrada, ya que sólo los vecinos pueden acceder con sus vehículos. Aquí podremos disfrutar de la evolución de la casona campesina del interior de la comarca, se trata de un conjunto conservado en perfecto estado, en el que se desarrolla la vida en un entorno ganadero, que fue declarado conjunto histórico-artístico en 1979. Les recomendamos un paseo hasta el Llano Castrillo, con una amplia zona de merendero, bordea el río Argoza y el paisaje es fantástico. En el pueblo se pueden ver paneras, lavaderos, socarreñas, portales, fuentes, así como la vaca tudanca, ejemplar propio de la región, que hace resonar sus campanos entre las casas reivindicando su presencia. Otra opción, si el reloj lo permite, es dirigirse directamente hacia Barcena Mayor, dejando Carmona para la vuelta, y aprovechar para conocer la zona del Nansa, al otro lado del valle.
Foto: Josefina Rodriguez
En la comarca del Nansa, tendremos la posibilidad de visitar Tudanca, cuya casona fue habitada por el ilustre escritor José Maria de Cosío. Visita interesante y recomendada. Muy cerca encontraremos San Sebastián de Garabandal, localidad afamada por las apariciones de la Virgen a tres niñas del pueblo. Desde aquí, siguiendo el curso del Nansa, hacia su desembocadura, saldrán a la autovía del cantábrico.

Esperamos que esta comarca les haya dejado una huella muy verde en el corazón, y que les anime a volver una segunda vez para descubrirla aún más en detalle.

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